Me atrae lo difícil. Y no precisamente porque lo elija. Más bien lo contrario. Hablo con Cupido y le digo que me tenga preparado algo estable, emocionante y duradero. Con chispa, pasión y deseo, claro está. Y lo tengo. Pero aún así se empeña en ponérmelo difícil. Muy difícil. Y a veces le planto cara, pero tengo las de perder, lo sé. Y como consecuencia, ni Cupido ni mi objetivo acaban estando de mi lado.
martes, 23 de enero de 2007
TENTACIONES
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