
La imaginé desnuda, rozando mi piel con la suya, mezclándonos con el placer de descubrir nuestros cuerpos. La imaginé allí, de pie, con una pícara sonrisa que me invitaba a seguirle el juego. Y lo hice. Acaricié toda su desnudez y la abrigué con el calor que desprendía mi cuerpo. No se opuso. Tan solo cerró los ojos y dejó que yo eligiera por donde seguir.
2 comentarios:
original. tentador. mmm... el deseo de cualquiera.
besos y felicidades por el blog
Desnudar a una pesona solamente con la mirada es increíble, aunque lo que siguió después, creo que no estuvo mal
Saludos
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