Un mes. Que palabra tan corta para un significado tan largo. Un mes de ausencia, de días de remordimientos. De intenciones de entrar aquí y volver a escribir. Días de sensaciones varias. De momentos ahogantes. De secretos que ahora comparto.
En primer lugar, desde que tengo mi primer trabajo serio de periodista, no paro en casa. Tiene su parte mala. Pero la buena es que me hicieron fija.
Mi niña y yo hicimos 5 años el sábado pasado. Parece mentira... Tan poco tiempo y tanto a la vez. Creía que mi sorpresa era llevarla a un museo, y después irnos de cena romántica. Y cuando llegamos a Barcelona, a la estación, la invité a fumar. Se extrañó, dado que desde que salió de trabajar la llevaba con prisas. Me puse detrás de ella. Y así fue todo:
- YO: Tienes ganas de ir al museo? (ese de los 'muertos', que está en BCN)
- ELLA: Muchas... - YO: De verdad?? (sonrisa)
- ELLA: Si es contigo, sí
- YO: Pues te propongo un plan mejor (surrurrándoselo al oído): coger de aquí 20 minutos un autobús para Andorra, por la noche relajarnos en Caldea -para quien no lo sepa uno de los mejores balnearios que existen-, y dormir en la suite de un hotel de lujo.
- ELLA: Venga ya, cari. Que vamos al museo...
- YO: Que no te parece bien?
- ELLA: Te estás quedando conmigo, no?
(simplemente le enseñé los billetes)
- ELLA: Tontaaaa... (con los ojos llenos de lágrimas) Y en fin, después de darme mil besos, secarse las lágrimas y decirme que me quería, la abracé y pasamos un finde genial.
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